https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/0a/Urval_av_de_bocker_som_har_vunnit_Nordiska_radets_litteraturpris_under_de_50_ar_som_priset_funnits_(3).jpg

Anécdotas literarias: verano de 2019

¡Hola a todos!

Hoy os traigo algo diferente: dos anécdotas relacionadas con los libros. O sea, que os voy a contar varias historias “graciosas” o “curiosas”. A esto en Youtube le llaman “Story time”, pero se han llamado anécdotas toda la vida :D. Si os gusta esta entrada, intentaré contaros algo gracioso de vez en cuando en el blog :D.

Bueno, no me enrolló y empiezo ya.

Cómo me quedé sin utilizar la biblioteca durante cuatro meses

Los que me seguís en Instagram habrán visto este libro antes. Pues él es el culpable de que no pueda utilizar la biblioteca hasta finales de octubre. Os doy un poco de contexto.

https://www.instagram.com/p/BzA8fg-CelU

Este año he estado estudiando alemán en la EOI y durante vacaciones quería poder repasar un poco, así que pensé que un libro de lectura adaptada al nivel A1 sería lo ideal.

Fui a mi biblioteca y había muchas opciones, de entre ellas elegí el libro que veis en la foto de arriba. Ahora, por motivos personales, a finales de junio estuve en casa de mis padres una semana y, como no tenía mucho trabajo, decidí llevarme el libro de alemán para leerlo en la playa.

Todo genial hasta ahora, la lectura iba muy bien y casi me lo termino antes de irme. Me dije a mí misma que en el tren de vuelta lo terminaba seguro. El problema es que ¡ME LO DEJÉ EN CASA DE MIS PADRES! Era tan finito y pequeñito que lo pasé por alto al sacar las cosas de mi bolsa para la playa…

La próxima visita a mis padres que tenía prevista era en el mes de agosto… Eso significaba no poder utilizar todo el verano la biblioteca más los dos meses de “castigo”. En mi biblioteca no se paga si te retrasas, solo te quedas sin poder utilizar la biblioteca tantos días como los que te retrasaste. Justo caducaba a principios de julio, así que no había manera de entregarlo a tiempo… ¿O sí?

Le dije a mi madre que me lo enviará por correo certificado. Como no pesaba mucho, no iba a costar tanto enviarlo. Así que mi madre va y lo envía. Todo bien, hasta que, unos días antes de la fecha de entrega a la biblioteca, veo en la aplicación de seguimiento de envíos que no he podido recibirlo porque LA DIRECCIÓN NO EXISTE. Le envié la dirección por Whatsapp a mi madre, no había manera de que se equivocara de dirección.

Total, que me tocó ir a Correos y preguntarles cual había sido el problema. Me dicen que la dirección no existía. Resulta que la puerta de mi piso en la dirección era 4ºB, en vez de 4º8… Me cagué en todo :D. Le pregunté si podía reclamarlo y me dijo que no había nada que hacer porque ya estaba de camino de vuelta a la dirección del remitente T_T.

Le pedí explicaciones a mi madre y dice que ella le dio el teléfono al funcionario de Correos que le atendió y que escribió la dirección leyendo directamente mi mensaje de Whatsapp, así que la culpa fue del funcionario. A mí ya me daba igual de quién fuera la culpa, yo ya no podía sacar los libros que pensaba leer durante el verano (entrada sobre los libros que quería leer en verano aquí).

Unos días más tarde, el libro llegó a casa de mis padres y mi madre dijo que ya no valía la pena enviarlo de nuevo, que a lo mejor ya no llegaba a tiempo antes de que me fuera y, además, ya salía más caro enviarlo por segunda vez.

Pero no me resigné, decidí pasarme por la biblioteca y pedirle de rodillas al bibliotecario de turno que me renovara la fecha de entrega por toda esta historia, pero las reglas son las reglas…

Así que en agosto volví a casa de mis padres, terminé el libro y, cuando volví a principios de septiembre, fui a la biblioteca con cara de arrepentimiento a entregar el maldito libro dos meses más tarde de lo que debería. Una mancha en mi expediente bibliotecario impecable… Al menos, la bibliotecaria fue simpática y la conversación fue tal que así:

  • Yo: Vengo a entregar este libro… Me he retrasado un poco.
  • Ella: ¿Cuántos años te has retrasado?
  • Yo: ¿Años? No, solo dos meses.
  • Ella: Bueno, entonces no pasa nada :).

Y fin, esa es la historia de cómo me quedé 4 meses sin poder utilizar la biblioteca. Ahora os toca a vosotros. ¿Os habéis retrasado alguna vez al entregar un libro? ¿Cuánto es lo más que os habéis retrasado? ¿Cuál era el “castigo” de tu biblioteca? ¿Os gustan las lecturas adaptadas para aprender idiomas? Espero vuestros comentarios, me encantaría leerlos.

*****

Unos cuantos de mis queridos libros viajan a otro país y puede que nunca vuelva a verlos

Precisamente durante esa semana en casa de mis padres, una de mis primas de Francia vino a visitarnos. Es una niña de 12-13 años y, como parecía aburrida un día, le pregunté que si se venía de paseo conmigo y mi madre.

Por el camino hablamos un poco, ella habla español un poco, pero le da vergüenza. Mi francés en cambio es inexistente, pero intenté decirle algo en francés.

Según entendí, estaba un poco aburrida porque se había terminado los libros que se había traído y que no tenía nada que leer durante el resto del verano.

Yo le dije que siempre podía ir a la biblioteca y hacerse el carné y, si no le dejaban porque ella no vivía en el pueblo, pues que se lo hiciera su abuela y sacara libros a nombre de su abuela.

De camino de vuelta, le pregunté que qué libros le gustaban y me dijo que le gustaban de detectives y de fantasía. Algo en mí hizo clic y le dije que podía dejarle algunos de mis libros de Flanagan o de Laura Gallego, a lo que ella respondió que “Pourquoi pas?”.

Al día siguiente le llevé como 8 libros, entre ellos 3 de Laura Gallego. Precisamente a los que le saqué una foto antes de dárselos.

https://www.instagram.com/p/B2eXEMFiHE2/

Me fui de mi pueblo supercontenta por haber compartido con ella unos libros que realmente me encantaron a su edad y pensando que había hecho algo hermoso. Nunca he le prestado mis libros a nadie porque nunca ha habido alguien que me los pidiera, así que no sabía cómo me iba a sentir, pero en ese momento me sentí genial.

En agosto, como ya sabéis, volví a casa de mis padres y un día vi a mi prima, así que le pregunté cuántos libros había leído. Ella me respondió que ninguno…

Pero lo peor no es eso, lo peor es que cuando su madre vino a por ella y vio los libros, decidió que ella iba a leer algunos y, que si no me importaba, se los llevaría A FRANCIA y me los devolvería cuando los leyese… De ahí, un tuit indignado que escribí ese día.

Temo que nunca vuelvan a mí. Son libros que he ido coleccionando poco a poco después de pasar mucho tiempo mirando en varios mercadillos y librerías de segunda mano durante los últimos 5 años. Algunos tienen mis notas e incluso hay uno que no he leído. Yo guardaba estos libros porque esa una autora que me gusta mucho, así que esperaba poder leerlos con mis hijos algún día. Veré si puedo conseguirlos de nuevo o, si pasa mucho tiempo intentaré que se dé prisa… En fin, estéis donde estéis, yo os quiero y pienso en vosotros, mis queridos libros. ¡Volved pronto!

*Actualización, verano 2020: A pesar del coronavirus, mis primas de Francia han venido de vacaciones y me han devuelto los libros *o*. No me lo esperaba, pero, al menos, ha sido muy interesante hablar sobre una de mis escritoras favoritas y recomendarle más libros. Conclusión: ¡Final feliz! ^^

Fin. Ahora os toca a vosotros. ¿Dejáis libros a vuestros amigos o familiares? ¿Os cuesta prestar vuestros libros favoritos? ¿Qué es lo peor que os ha pasado al prestar un libro? Espero vuestro comentarios, me encantaría leerlos.

*****

Si os ha gustado la entrada no os olvidéis de compartirla en las redes sociales y de suscribiros al blog en este enlace. Si queréis leer más anécdotas, aquí podéis leer más.

*****

Imagen de cabecera: cortesía de Wikimedia.

6 pensamientos en “Anécdotas literarias: verano de 2019

  1. Hola!

    Eso de devolver tarde un libro a la biblioteca es una de mis pesadillas recurrentes, jajaja… Y eso que nunca me ha pasado y el castigo es el mismo que en tu caso: X días de retraso, X días sin poder usar el carnet. Por suerte, alguna vez que ha estado a punto de pasarse el plazo, he podido renovar los préstamos on-line, sin necesidad de ir a la biblioteca. ¡Qué bien te hubiera ido esta opción!

    Sobre prestar libros, según a quién, claro… A mis amigas más íntimas no hay peligro, de hecho cada año por el Día del Libro nos prestamos algo y superbien… 🙂 Pero también me da cosa prestar libros a gente más ajena. En realidad, sólo una vez no me han devuelto los libros que he dejado, y ha pasado tanto tiempo, que ya no recuerdo ni a quién tengo que reclamárselos!

    Muy divertida tu entrada! 😀

    Saludos!

    • Hola, Sonia. Gracias por pasarte y comentar. Es genial ver que a la gente le gusta lo que escribo.

      Intenté renovarlo por Internet y personalmente, pero mi biblioteca tiene la estúpida regla de que no se puede renovar un libro. Si te lo quieres llevar de nuevo, tienes que devolverlo y volver a por él al día siguiente. No tiene sentido :D. En fin, al final no es para tanto, pero ya empecé a pensar que me iban a mandar cartas amenazadoras para que lo devolviese y me sentía supermal :D.

      ¡Qué bien tener amigas con las que puedes prestar y coger prestado un libro sin problemas! ¿Cómo se te puede olvidar a quién le prestaste un libro? Yo llevaría un registro, jajajaja.

      Gracias de nuevo por comentar.

      ¡Saludos!

  2. Hola Anacris, yo ya no uso la bilioteca (hace muchísimo), ahora prefiero comprarlos en papel o en ebook. Imagino que es un poco por vagancia, o por falta de tiempo para ir hasta allí y elegir…

    Yo solía prestar libros, siempre a gente seleccionada, pero me han pasado tantas cosas que ya no suelo prestarlos casi. Además ultimamente no hay mucha gente a mi alrededor que le guste leer. Entre las cosas que me han pasado prestando libros: que se los hayan quedado (he perdido dos, uno se lo dejé a una exjefa), y otro se lo “robaron” a la persona que se lo presté y tuvo que acabar comprando uno, para terminar de leerlo y al final devolvérmelo. Era una edición diferente… Pero al menos volvió…
    Un besazo

    • ¡¡Hola, Nitocris!!

      Gracias por compartir estas historias con todos nosotros.

      Sí, te entiendo. Es un poco coñazo ir a la biblioteca y eso, pero a mí me gusta, además es un ahorro de dinero y espacio en casa. Así que por ahora me viene genial.

      Vaya, ¡qué mala suerte que le roben el libro a quien se lo prestaste! Eso sí que es toda una anécdota. Bueno, por lo menos intentó arreglar la situación comprándote otro :).

      Gracias de nuevo. ¡Nos leemos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *